Dependencia: Factores determinantes
Dependencia qué es y factores determinantes.
Se entiende por dependencia el hecho de no poder valerse por sí mismo en algún grado, es decir, tener dificultades o no poder realizar las actividades habituales para el conjunto de la población.
¿Qué factores determinan la dependencia?
La dependencia no es consecuencia de la edad, pero es más frecuente con ella. La dependencia e incapacidad se deben a problemas de salud.
Aunque son las mujeres las que la sufren en mayor medida, la feminidad de la dependencia es un efecto de la edad, la viudez y la soledad. Es el resultado de una incidencia más temprana y de una esperanza de vida más elevada es una mayor duración de la vida con mala salud; por tanto son ellas las que sufren durante más años la dependencia.
La población con un menor nivel educativo pasa más años con limitaciones en sus actividades y una pobre salud que la población con mayor nivel educativo.
Las necesidades de asistencia en la vejez aumentan de forma constante conforme disminuye el nivel de renta.
Respecto al efecto de los hábitos y conductas adoptados por los individuos sobre su nivel de autonomía en la vejez, la más discriminante es una característica biográfica: es el grado de esfuerzo o de sedentarismo desarrollado a lo largo del curso de vida del individuo el que deja una huella más profunda en la vejez.
El sobrepeso ejerce un gran efecto sobre aquellas actividades que implican movilidad. Se produce un efecto en cadena: las condiciones crónicas limitan la actividad física, lo que contribuye a ganar peso, que a su vez reduce todavía más la actividad.
En los hábitos de consumo de alcohol y tabaco se produce el efecto cruzado del sexo y la edad. Los que sufren un mayor riesgo de dependencia en la vejez son los hombres más mayores, que tras haber presentado estos consumos durante un largo período, en la actualidad ya no mantienen dicho hábito o bien han tenido que limitarlo.
Entre las personas mayores que se encuentran muy bien, y además son jóvenes, tan sólo una situación de comorbilidad puede llevar a sufrir alguna dependencia. Entre las que se encuentran bien, pero son mayores, la situación que se traduce en un riesgo más marcado es el analfabetismo.
Pero una buena parte de la población mayor se siente mal o muy mal, y entre éstos hay más dependientes que no dependientes. Si además de encontrarse muy mal superan los 75 años, un 67 % son dependientes.
Se han de considerar las edades comprendidas entre los 75 y los 85 años como un período de alto riesgo de dependencia.
En resumen, la dependencia es un riesgo social. Por encima incluso del número de enfermedades, el hecho de que uno se sienta bien es lo que determina el desarrollo de su vida. Y lo que las personas perciben como estado de salud refleja mucho más que el estado físico actual, pues tiene fuertes y poderosos componentes sociales. Los escasos recursos educativos hacen que el medio en el que el mayor ha de desenvolverse se vuelva cada vez más incomprensible. Los escasos recursos económicos limitan las posibilidades del propio individuo para afrontar y superar sus limitaciones, así como la falta de recursos sociales que aísla y margina al individuo, y muy especialmente la soledad, tiene una traducción clara en la forma en la que el individuo afronta sus propias limitaciones y en la medida en que éstas se traducen en demandas de protección y ayuda. Sus estrategias de acción son mínimas (cambio residencial, recurso al mercado, etc.) y a veces sus demandas no se exteriorizan, con lo que permanecen invisibles para la sociedad.
Es posible disminuir la frecuencia e intensidad de la dependencia. La educación sanitaria, la prevención, el control y adecuado manejo de las enfermedades y la recuperación de la función perdida son las medidas necesarias para disminuir la dependencia.
Fuente: Atención a las personas mayores desde la Atención Primaria. Grupo de Trabajo de Atención al Mayor de la semFYC.