Dos conceptos diferentes: Discapacidad & Dependencia
La discapacidad y la dependencia son situaciones conceptualmente próximas pero no iguales. Cada una de ellas refleja unas condiciones concretas y diferenciadas, con limitaciones específicas que afectan a la persona. Sin embargo, en la práctica diaria se observa que ambos conceptos son comprendidos y usados de forma errónea por profesionales del ámbito social y sanitario. Por eso, este post tiene como objetivo aclarar estos términos.
La dependencia es la situación, de carácter permanente, en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad y ligadas a la falta o la pérdida de autonomía física, mental intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra/s personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal. (Art. 2.2. Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia).
En cambio la discapacidad, según la OMS, es un término general que abarca las deficiencias (problemas en la estructura o función corporal), las limitaciones de la actividad (dificultades para hacer acciones o tareas) y las restricciones en la participación (problemas para participar en situaciones vitales).
En definitiva, la discapacidad es aquella situación en que las personas tienen limitaciones para realizar actividades como, oír si tienen una discapacidad auditiva o andar si tiene una discapacidad física, pero no todas necesitan ayuda de otra persona para desenvolverse en su vida diaria. No toda discapacidad va unida a la dependencia y no todas las personas con discapacidad precisan de ayuda para desenvolverse en la vida diaria.