Cohousing
El inicio de la tercera edad se establece a los 65 años de vida. Este hito es subjetivo, ya que, si consideramos el incremento en la esperanza de vida junto con la mejora de calidad de la misma, vemos que, en la mayoría de los casos, los mal llamados ‘ancianos’ son personas autónomas que a pesar de ver disminuidas sus capacidades, todavía son independientes y llevan una vida plenamente activa en sociedad.
Asimismo, la sociedad ha cambiado: los hijos ya no están en disposición de atender a sus mayores, quienes por otro lado no desean perder su independencia, convertirse en una carga, ni tampoco sentirse solos.
Envejecer es complicado, el entorno se vuelve hostil. La gran ciudad, antes atractiva por su abanico de posibilidades, se hace incómoda. Esto se ve claramente en el caso de aquellas personas que necesitan de la ayuda de terceros en su día a día: pisos altos que no disponen de ascensor y que conllevan un aislamiento forzoso ante la imposibilidad de bajar o subir escaleras; comercios, farmacias, centros de salud u hospitales lejos del domicilio; la digitalización progresiva de la sociedad que les lleva a tener dificultades para tareas tan sencillas como sacar dinero del banco….Esto hace que algunos ancianos vivan sumidos en la soledad y el olvido y caigan en la depresión.
Como alternativa a las residencias de personas mayores y al ‘abuelo maleta’ (aquel que va de la casa de un hijo a la casa de otro) surgió en los años 80, en el norte de Europa, el Cohousing. Una alternativa para aquellos mayores que desean mantener su autonomía, sin ser una carga para nadie, disfrutando de una vejez apacible y en compañía.
En el Cohousing, a través de cooperativas, la tercera edad se organiza para construir casas con zonas comunes y servicios de todo tipo (limpieza, cocina, sanitarios…) a las que se suman distintas actividades (deportivas, musicales, manualidades…). Es muy positivo, porque permite a las personas mayores moverse en comunidades pequeñas, autogestionadas, donde pueden ser atendidos y envejecer de forma activa y acompañados, manteniendo en todo momento su autonomía e independencia (horarios de salida y vuelta a casa, vacaciones, invitados en casa….). Aun así, no es un paraíso. Se vive en ‘sociedad’ y la convivencia es complicada porque siempre hay roces.
En el Cohousing, cuando el inquilino fallece, los herederos recuperan la inversión efectuada y la vivienda pasa a estar disponible para cualquier anciano interesado en hacer la inversión y que quiera ir a vivir allí.
En España tenemos varios ejemplos de Cohousing:
1- TRABENSOL es un centro social de convivencia para mayores, situado en Torremocha del Jarama (Madrid).
En él cada socio aporta una cuota de mantenimiento que incluye comidas, lavandería, gimnasio…. Una comisión de dependencia se encarga de traer a profesionales para que atiendan a aquellos socios que requieren cuidados más específicos.
2- Otro ejemplo lo tenemos en Horcajo (Cuenca), a solo 100 km de Madrid, que siguiendo un modelo similar al de Trabensol, ha construido apartamentos de diferentes tamaños con servicios comunes (salón de actos, enfermería, sala de terapia, sala de reuniones…).
3- Otra alternativa a las residencias, totalmente innovadora y que no se basa en un modelo cooperativista lo encontramos en Pescueza (Cáceres), donde todo el pueblo ha sido convertido en una residencia de mayores. Pescueza, en un intento de luchar contra la despoblación rural que venía sufriendo, ha roto con el modelo establecido de ‘Residencia de Mayores’. El adulto mayor ya no tiene que cerrar su casa para irse a una residencia, dejando atrás todos sus recuerdos y sus cosas queridas. Gracias a las nuevas tecnologías, todas las casas están adaptadas: todos los ancianos están controlados las 24 horas del día por medio de geolocalizadores. Se han instalado sistemas de vídeo-vigilancia para prestar una atención mayor y efectiva en caso de emergencia. Cada vecino de los inscritos en este proyecto dispone de un móvil para que en caso de emergencia o necesidad, pulsando un botón rojo, active la alarma en el centro de día. Sus calles también han sido adaptadas: un carril azul (una especie de carril bici), tratado con una resina antideslizante permite que puedan desplazarse con sus andadores por todo el pueblo sin miedo a caerse; Se han instalado pasamanos en las cuestas; también se ha puesto a disposición de sus habitantes un mini coche eléctrico que hace las funciones de micro bus para facilitarles los desplazamientos por el pueblo y permitirles poder ir al huerto, a la iglesia… Acuden a diario al centro de día para realizar distintas labores. Todos los mayores siguen viviendo en sus casas, salvo muy escasas excepciones en las que debido a su alto nivel de dependencia, se han tenido que trasladar al centro de día para permanecer continuamente atendidos, pero en habitaciones individuales. Todos aportan una cantidad al mes (aprox. 250 Euros), que les garantiza el derecho a desayuno, comida, cena, dos o tres días de aseo, lavandería, peluquería, podólogo, psicólogo… Aquellos que lo desean pueden disponer también del servicio de comida a domicilio. Gracias a este proyecto, el Ayuntamiento no solo ha conseguido dar visibilidad a los ancianos, sino que ha ayudado a que aumente la población, atrayendo a gente joven debido a la creación de diversos puestos de trabajo. Son numerosos los alcaldes de diversas provincias que se han desplazado a Pescueza, para ver in situ cómo funciona éste proyecto.
Todas estas iniciativas son el primer paso para consolidar un futuro mejor para las personas mayores.
AUTORA: Aránzazu Alvarez Sánchez
CARGO: Licenciada en Filología Inglesa
ENTIDAD: Universidad de Oviedo