El dolor: Valoración de los profesionales de enfermería
La valoración de enfermería debe ir dirigida fundamentalmente a identificar el grado de dolor que el paciente manifiesta y el modo de adaptación del paciente a la sensación dolorosa. Por tanto, se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
Características fisiológicas del dolor:
– Localización: dónde se localiza.
– Tipo: según las sensaciones del propio paciente e intensidad del mismo.
– Duración: tiempo desde su aparición (agudo/crónico).
– Frecuencia: número de veces que el dolor se ha presentado con similares características.
– Irradiación: si el dolor se proyecta en otro lugar diferente a donde comenzó.
– Grado en que afecta el dolor a su estilo de vida y sus roles habituales.
– Síntomas acompañantes: náuseas, vómitos, diarrea o fiebre, entre otros.
– Signos acompañantes: temblor, sudoración… Incluye también manifestaciones afectivas como tensión emocional o irritabilidad, así como manifestaciones psicomotoras.
– Factores agravantes: circunstancias que precipitan, aumentan o desencadenan el dolor como, por ejemplo, determinados movimientos o tras la ingesta de ciertos alimentos.
– Factores atenuantes: condiciones que disminuyen la sensación dolorosa como el reposo o una posición corporal determinada.
– Factores que disminuyen la tolerancia del paciente al dolor como lo son causas emocionales, ansiedad, entre otros.
– Factores socioculturales, como las creencias que pueden influir en la percepción y en la expresión del dolor del paciente.
Una vez detectados todos los aspectos anteriores, el objetivo prioritario de las intervenciones de enfermería consistirá en aliviar el dolor y ayudar a la persona a adaptarse a él. Para ello son necesarias las siguientes actividades:
– Informar al paciente en el caso de que se prevea que sentirá dolor, ya que la información disminuye la angustia.
– Enseñar al paciente las técnicas que le ayuden a aliviar el dolor, como por ejemplo masajes o relajación, ya que probablemente reduzcan el consumo de analgésicos.
– Establecer una relación de ayuda que permita a la persona disminuir su ansiedad y sentirse aceptado en su percepción del dolor.
– Permitir y animar al paciente a identificar los aspectos que le dificultan el manejo de su dolor.
– Ayudar a la persona a mantener en la medida de lo posible sus roles y actividades habituales, incluida la actividad física, como mecanismo de distracción que le sirva para aliviar el dolor.
Fuente: Cuidados básicos de la persona mayor.