Enfermedad ocular en personas mayores: Glaucoma
¿Qué es?
El glaucoma engloba un grupo de enfermedades que provocan una creciente pérdida de fibras nerviosas del nervio óptico, que une el ojo al cerebro. Al principio, provoca una pérdida periférica de visión que poco a poco va avanzando hacia la visión central. De no tratarse, la enfermedad acaba destruyendo todas las fibras nerviosas del nervio óptico y el paciente pierde completamente la visión.
Prevalencia
El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo. Se considera que es responsable de cerca del 20% de los casos de pérdida de visión. La prevalencia de la enfermedad se estima del 1-1,5% de la población, pero alcanza cifras del superiores al 3% en mayores de 60 años, un porcentaje que va en aumento.
¿Por qué se produce?
Generalmente, se produce por las dificultades para que el humor acuoso (líquido transparente que baña las estructuras oculares y mantiene sus propiedades ópticas) salga del espacio que lo contiene. Como consecuencia, se produce un aumento de la presión intraocular y un daño en el nervio óptico. También existe un tipo de glaucoma que se produce con presiones oculares “normales”, por lo que se asocia a otros factores, como una presión arterial baja, otras enfermedades vasculares o alta miopía.
Síntomas
La mitad de los pacientes con glaucoma no sabe que lo tiene porque generalmente no produce síntomas evidentes. Solo en el caso de un ataque agudo de glaucoma podemos notar que el ojo se enrojece y produce dolor intenso, que puede ir acompañado de náuseas, vómitos y visión borrosa. La pérdida de visión periférica, imperceptible por el paciente, puede ocasionar tropiezos, golpes o caídas frecuentes (el riesgo de caídas de los pacientes con glaucoma es cuatro veces superior al de una persona que no padece la enfermedad). Por tanto, estos accidentes pueden servir para levantar sospechas.
Tratamiento
Existen distintos tratamientos cuyo objetivo principal es rebajar la presión intraocular, básicamente colirios y láser, además de cirugía, que se realiza cuando las anteriores opciones no logran rebajar la presión. Es importante recordar que si el tratamiento es efectivo, se logra frenar el avance de la enfermedad, pero no devolver la visión perdida.
Prevención
Debido a que el glaucoma no ofrece síntomas, la mejor estrategia preventiva es la revisión ocular periódica. Se recomienda que las personas mayores de 60 años o con otros factores de riesgo importantes, como presión intraocular alta, antecedentes de glaucoma o raza negra, visiten al oftalmólogo anualmente y que el resto de población se someta a exámenes completos cada dos años, a partir de los 40. El diagnóstico y tratamiento precoz puede detener el progreso de la enfermedad y ayudar a proteger la visión.
Fuente: Edad y Visión. Guía de prevención de la salud ocular en la madurez. Fundación IMO.