¿Qué es la enfermedad del Parkinson?
La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad del sistema nervioso central de carácter neurodegenerativo, crónico y progresivo. Es la segunda patología neurodegenerativa que afecta al cerebro más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer.
Se sabe que hay una relación directa con la edad, de manera que el riesgo de sufrirla se incrementa con la edad. La EP afecta fundamentalmente a personas de edad adulta, a partir de los 50-60 años como media, y es prácticamente igual en hombres y mujeres. No obstante, no es una enfermedad sólo de personas mayores ya que también afecta a jóvenes, se estima que en un 10% del total de afectados ha comenzado antes de los 40 años.
Tiene una evolución lenta, puede durar de 10 a 20 años una vez que se diagnostique.
Causas
Actualmente no se conoce la causa que provoca la enfermedad. Tiene un origen que puede ser multifactorial: Factores genéticos, exógenos (tóxicos y agentes infecciosos) y endógenos (mayor destrucción de células dopaminérgicas, tener menos células dopaminérgicas en el nacimiento o factores ambientales como infecciones o traumatismos)
¿Cómo se manifiesta? Síntomas más frecuentes
La sintomatología que puede presentar una persona con párkinson es variada, no tienen por qué aparecer todos ni de la misma manera en intensidad o gravedad. Existen cuatro síntomas característicos, que no únicos, de esta enfermedad y no siempre están todos presentes:
1. La bradicinesia es una disminución de la movilidad que va a afectar tanto a los movimientos voluntarios (la escritura, levantarse de la cama, vestirse) así como los automáticos (el parpadeo, la expresividad facial…)
2. El temblor es el síntoma más conocido aunque no es sufrido por todas las personas con párkinson, se calcula que unas 70% lo padecen. Aparece en reposo, y es menos notable en la actividad voluntaria. En general suele aparecer en un lado del cuerpo (derecho o izquierdo), en la mano o en el brazo. Se debe señalar que hay muchas personas que presentan temblor y no por ello sufren párkinson.
3. La rigidez se nota cuando se moviliza a las personas con párkinson de forma pasiva, sin que ellas pongan intención.
4. Debido a la alteración de los reflejos posturales la persona con párkinson presenta una postura inclinada hacia delante con flexión de codos y de rodillas.
La persona con EP también presenta otros problemas como, por ejemplo, a la hora de andar los pasos son cortos y rápidos; también pueden aparecer pérdidas de equilibrio, ausencia de balanceo en los brazos, quedarse con los pies «pegados» al suelo. Todo ello hace que la persona con párkinson sufra caídas con frecuencia y tenga miedo a desplazarse.
Fuente: Buenas prácticas: Guía de Buenas Prácticas para la promoción de la autonomía personal y atención a las personas con Párkinson. Manual para el cuidador. Gobierno de Aragón.