La importancia del sueño
Dormir es importante para todo el mundo, pero especialmente para los cuidadores. Una noche de sueño reparador nos preparará para el día siguiente, y nos ayudará a hacer frente a los desafíos a los que nos enfrentamos.
No dormir lo suficiente nos puede hacer sentir agotados y abrumados por las tareas diarias. Sin embargo, cuando cuidamos a alguien no es fácil conseguir un buen sueño nocturno, ya que al estar pendiente de esa persona durante la noche implica que nos puede interrumpir el sueño.
El cuidado por la noche.
Si nos mantiene despierto la preocupación por la persona a la que cuidamos, puede ser una buena idea invertir en un sistema que nos avise si hay un problema (por ejemplo, un intercomunicador para bebés). Es posible que el ayuntamiento o los servicios sociales, para dar tranquilidad a los familiares, nos puedan facilitar opciones de tele-asistencia social o sanitaria, que están específicamente diseñadas para monitorizar a las personas mayores y con discapacidad. Asimismo, podría ser útil hablar con el médico de Atención Primaria de la persona a la que cuidamos, para ver si se puede hacer algo acerca de sus hábitos de sueño, que nos podría ayudar a los dos.
Pasos para dormir mejor.
A continuación, presentamos algunos consejos de cuidadores, que ayuda a dormir bien por la noche. Por supuesto, siempre habrá aquellos momentos en los que lo hayamos intentado todo y aun así no consigamos conciliar el sueño. Sin embargo, en estas situaciones lo mejor es no preocuparse, ya que los expertos dicen que también es beneficioso estar tumbado tranquilamente en la cama y descansar.
1. Crea un entorno propicio al sueño: Realizar pequeños cambios en la habitación, tales como asegurar que el colchón sea cómodo, y eliminar distracciones como televisores y ordenadores, ayudará a mejorar la calidad del sueño.
2. Establece una rutina regular para ir a dormir: Hay que intentar dormir a la misma hora cada día, incluso los fines de semana, ya que acostumbramos al cuerpo a la rutina y ayudará a dormir mejor. Si es posible, se pueda programar una siesta de veinte minutos en algún momento del día, quizás cuando la persona a la que cuidamos también haga la siesta, o si otra persona puede hacerle compañía un rato.
3. Gestiona tu estrés: Cuando estamos estresados, muchas veces en cuanto la cabeza toca la almohada, en lugar de entrar en un profundo sueño, la mente empieza a ir a toda marcha. Antes de poder enfrentarnos al estrés, es importante abordar la causa. Hay muchos ejercicios de relajación que puedes hacer antes de ir a la cama que nos pueden ayudar.
Fuente: Manual para el cuidado para los que cuidan. Sanitas Residencial y CEAFA.